lunes, 6 de octubre de 2014

NIÑOS AUTÓNOMOS E INDEPENDIENTES

Seguro que en alguna ocasión habéis oído o comentado que lo que se trabaja en el colegio y lo que se hace en casa debería ir de la mano.

En el caso de los niños pequeños esto cobra mucho más sentido. Especialmente en educación infantil, se suele educar la autonomía mediante hábitos de trabajo, hábitos en la mesa, hábitos de relación y hábitos de higiene. Es importante que lo que se trabaja en el "cole" tenga continuidad en casa, y viceversa. De esta forma, con esta colaboración recíproca, lograremos afianzar de forma más significativa los aprendizajes que vaya adquiriendo, así como, no menos importante, que estos se generalicen a otros ámbitos.
Es una tarea difícil, pero, como ya sabemos, todo se aprende, y por tanto, todo se enseña. Para que nuestros niños sean independientes y desarrollen cierta autonomía en sus vidas, debemos educarles y su grado de autonomía e independencia dependerá mucho de la educación que les demos.
Lo que ocurre, generalmente, es que muchos padres suelen anticiparse a las acciones de los niños, y no les dejan actuar o a hacer algunas otras cosas que los niños podrían hacer solitos. Esos padres actúan así porque creen que sus niños aún no tienen capacidad de realizar cosas solitos, por evitar que se hagan daño, por comodidad para conseguir resultados más rápidos, o porque no confían en la capacidad de reacción de sus hijos.
Los niños aprenden a ser autónomos a través de las pequeñas actividades diarias que desarrollarán en casa, o en el colegio. Los niños desean crecer y quieren demostrar que son mayores en todo momento. Es misión de los padres y de los educadores, la aplicación de tareas que ayuden a los niños a demostrar sus habilidades y el valor de su esfuerzo. Colocar, recoger, guardar, quitar, abrochar y desabrochar las prendas de ropa y los zapatos, ir al baño, comer solo o poner la mesa son acciones que ayudarán a los niños a situarse en el espacio en que viven, y a sentirse partícipes dentro de su propia la familia y con sus amigos.
Todos los niños pueden y deben ser educados para ser independientes, pero todos los niños no son iguales. Cada niño desarrolla capacidades de una forma distinta. Se puede pedir todo a todos, pero no se puede esperar que los resultados sean los mismos. Se debe, primero, conocer cuáles son las capacidades reales de cada niño, para poder ayudarle en su justa medida, y no solucionarle la tarea cuando él sea capaz de realizarla solo.
Se debe dar la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de acertar, y todo eso lleva un tiempo, según la edad y la capacidad de aprendizaje de cada niño. Cuando tu hijo, delante de una tarea, diga: yo solo que ya soy mayor, escúchale y respeta su decisión. Es más importante lo que dicen y cómo actúan los padres en ese proceso, que la disposición que tenga el niño. No olvidéis que una mayor autonomía favorece una buena autoestima, y que este camino conduce a una evolución sana en cuanto a las decisiones y las vivencias del niño en su día a día.

ARTICULO RECOPILADO DE www.guiainfatil.com

ALGUNAS DE MIS PROPUESTAS PARA IR TRABAJANDO LA AUTONOMÍA E INDEPENDENCIA DE VUESTROS HIJOS


Debemos trabajar la adquisición de hábitos sociales básicos, como pedir por favor un objeto o juguete, dar las gracias cuando reciban un objeto o cumplido, pedir las cosas por favor.
Debemos potenciar el desarrollo de la autonomía funcional: como comer solo, saber su nombre y apellidos, lavarse y secarse las manos, desvestirse y vestirse solo, abrochar y desabrochar botones de la bata.
Es importante también, fomentar la adquisición de un concepto de si mismo ajustado y positivo: Saber de que color son sus ojos y piel, saber como es su pelo, largo, corto, rubio, castaño, liso, rizado,..., controlar cada vez más los gestos y el movimiento motriz, identificar sus sentimientos, emociones, necesidades o preferencias, saber que es diferente a su compañero, pero sin valorarse como mejor o peor.
No nos olvidemos de desarrollar un espíritu colaborativo: colaborar para realizar actividades conjuntas, compartir los juguetes, escuchar lo que dicen los demás, respetar el turno de la palabra, no gritar en clase, respetar a los compañeros, no reñir, evitar las peleas entre ellos y prestarse las cosas.

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