martes, 8 de abril de 2014

LA PEQUEÑA X, HERMANA DE LA S


Cuando todavía no se había marchado el circo empezó la feria: toboganes, caballitos, autos de choque, el tren de la bruja y todas esas diversiones que a vosotros os gustan tanto..
Además había churrerías, tómbolas, casetas de tiro, de rifas y qué sé yo cuantas cosas más. Así que el ruido en el país de las letras era terrible. 
¿Creéis que la señorita S podía conseguir que hubiera silencio en algún momento?... ¡Qué va! Cuando callaban por un lado, empezaban los ruidos por el otro. Ella estaba cansadísima de decir: “Sssssss.....sssss, los reyes se van a enfadar”. Pero todo seguía igual.
El rey U se hartó de tanto ruido y de escuchar todo el día los altavoces gritando: “Pasen, señores, pasen…”, y muy enfadado mandó llamar a la señorita S.
-¡Esto parece el país de los locos!- dijo el rey U muy enfadado-. No hay quien resista tanto alboroto. No podemos dormir, ni siquiera con tapones en los oídos. Si no conseguimos silencio, mandaré que se vayan todos del pais.
-Señor –dijo la S-, los niños se pondrían muy tristes si la feria tuviera que irse. A ellos les encanta la música y las diversiones. Todos están felices hoy, también sus padres al verlos contentos. ¡No los echéis fuera!
-¿Qué podemos hacer?... Yo no lo resisto, ni los enfermos tampoco –dijo el rey U.
-Podríais buscarme una ayuda.
-¿Quién? –preguntó el rey U.
-Tengo una hermana pequeña que habla casi, casi igual que yo. Además es muy mandona y le encantaría pasarse el día en la feria exigiendo silencio.
-Trae a tu hermana y preséntamela.
Fue a buscarla y la pequeña X se presentó ante el rey. Así habló cuando el rey se lo ordenó: Xxxxxxxx…, xxxxxx…, xxxxx”. Sonaba un poco más raro que la “sssss…, sssss…, sssss” , pero el rey dijo:
-Bueno, está bien. Que te ayude.
Probaron una por cada lado de la feria. ¿Creéis que consiguieon hacer callar a los alborotadores?... ¡Ni hablar!... El ruido siguió sin parar. pero no daba resultado.
De nuevo las llamó el rey U, porque estaban todos cansados y enfadados. No sabían qué hacer. El Señor Estudioso, que estaba preparado para dibujar el cuerpo de la pequeña X, dio la solución:
-Poned unos altavoces más grandes que los de la feria, uno a cada lado. La S y la X, sentadas tranquilamente y con un micrófono. Así se les escuchará mejor, parecerá que son muchas las personas que vigilan; se oirá muy bien y tendremos silencio.
Y así lo hicieron. De pronto, en medio del ruido de la feria se pudo escuchar: “Sssss…, sssssss…, xxxxxx…, xxxxxx”.
Y todo se quedó en silencio. Hasta la familia real se asomó por la ventana para ver si la feria seguía allí. Creían que se habían quedado sordos.
La pequeña X fue la encargada de explicar que no se podía hacer tanto ruido a todas horas, porque había personas que necesitaban silencio para trabajar o para descansar. Y todo fue muy bien, así que la pequeña X se quedaba de encargada cuando su hermana tenía otras cosas que hacer. 

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