viernes, 16 de febrero de 2018

APRENDEMOS LOS NÚMEROS

El niño entra en contacto con las matemáticas desde que nace, puesto que el lenguaje cotidiano en el que está inmerso expresa  gran cantidad y variedad de nociones matemáticas.

Las palabras que las expresan se van adquiriendo conjuntamente con el resto de la lengua sin que exista, la mayoría de las veces, conciencia de ello por parte de los adultos que rodean al niño en distintos momentos de su vida: los padres, los familiares, los educadores.

Detengámonos por un momento a pensar cuáles son esas palabras que denotan nociones matemáticas y hagamos una lista de ellas. Pensemos, asimismo, el contexto en el que las empleamos. 

Esta actividad nos ayudará a ver cómo las matemáticas no son algo ajeno al entorno familiar y social cotidiano del niño, ni algo que comienza cuando éste empieza a ir a la escuela.

Por el contrario, desde pequeño se encuentra colocado en gran cantidad de situaciones matemáticas que son expresadas con un determinado lenguaje: el niño oye, y más adelante habla de números, tiempos, espacios, distancias, formas, pesos, tamaños., y en sus juegos compara, agrupa, separa, ordena, mide y resuelve pequeños problemas de suma, resta, reparto, etcétera.

Es por ello que desde el colegio podemos informar y orientar a los padres respecto al importantísimo papel que el entorno familiar juega en el desarrollo de dichas nociones en el inicio del proceso que llamamos numerización.
Hay muchas actividades que los maestros podemos sugerir a los padres, aunque sólo sea un acercamiento o la introducción  a una noción matemática, y que luego se adquirirá y se refuerce mucho después.

Ahora vamos a contar, contar, contar.

Es importante aclarar que saber la secuencia numérica oral ("uno, dos, tres. diez") no es saber contar. Para que un niño sepa contar es imprescindible que progresivamente adquiera y afirme los siguientes principios, conocidos como Principios de Gelman y Gallister:

a ) Saber que la acción de contar se puede aplicar a cualquier grupo de objetos, sean idénticos o no; lo importante es que pertenezcan a la misma colección cuyos elementos se desean contar.

b ) Decir los números en orden, sin omitir ni repetir alguno.

c ) Establecer la correspondencia entre la palabra numérica y el objeto
que cuenta. Debemos hacer que por cada número que el niño cuente, al mismo tiempo señale con su dedo, uno a uno, los elementos que está contando. El adulto debe observar que no omita ninguno y que no cuente dos veces el mismo.

d ) El niño debe darse cuenta de que no importa el orden en que los elementos o personajes son contados, éstos pueden estar desordenados (si bien para los niños muy pequeños es aconsejable que estén en fila).

e ) Es muy importante que el niño sepa que el último número enunciado se refiere al conjunto, es decir, al total de la colección. Si contó "uno, dos, tres, cuatro, cinco" el "cinco" es el que indica cuántos hay en total. Por tanto, recomendamos que una vez que el niño termine de contar la cantidad de objetos, se le pregunte: "¿cuántos hay?" o "¿cuántos son?"

Aprovecharemos, a modo de juego, todas las situaciones en que sea posible contar: pasos, escalones, palmadas, juguetes, libros, personajes en ilustraciones o fotografías, frijoles, recipientes de plástico, dedos.2 La consigna es pues: contar, contar, contar.



Texto extraído del articulo "Los niños y los números, Cómo podemos ayudar" de Virginia Ferrari en la web https://www.correodelmaestro.com/

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